no sé si piensas en las alturas
Leer pdfLas montañas parecen diosas imponentes que ligeras contemplan nuestra nimiedad huyen del arrebato majestuoso, mientras necias despreciamos esa única virtud para aligerar la existencia
En el tajo abierto que es el río
confluyen el Yeso y el Maipo
uno más transparente que el otro
al encontrarse forman un cauce
las aguas se tornan verde opaco
Imagino que a su paso arrastra minerales
difíciles de memorizar
acarrean sedimentos
y uno que otro tesoro
incubado en su interior
en la orilla centelleante de las olas
estás tú
examinas la cúspide, sus relieves
no sé si piensas en las alturas
en nuestra pequeñez
o en el recuerdo de tu padre subiendo pedruscos
Sólo deseo
escribir de tus ojos
de aquello que se oculta tras la mirada
pero me pierdo en un recuerdo de infancia
y en la pintura Cajón del Maipo de Pedro Lira
que dibujé en el colegio. En ese momento creía
que tenía talento
para hacer réplicas de paisajes
o andar en patines, estaba muy equivocada.
Entonces, el río era una pequeña mancha plateada
cubierta por álamos y otras especies
todavía no levantaban una hidroeléctrica
ni conocía la nieve
Un águila me interrumpe, circunda minuciosa
la cúspide
rostros de piedra enmarañados
por cactus oliva espinas, todo parece
en una consonancia
ajena a nosotros
qué sentirán las rocas
ante la ausencia del Niño del cerro El Plomo
y su estancia en un museo
Digo, ni siquiera conocemos su nombre
o el sonido de su voz
cómo sentirán el arrebato o la extracción
ya sé que algunos piensan que
las piedras no se afectan
pero de su corazón nacen plantas
que resisten al hielo
ellas guardan lo posible
Imagen de portada: Sandra Vásquez de la Horra, Tú, mi ángel [reverso], 2024. © De la artista a través de la SOMAAP, México, 2025.