Una cruz en llamas
Leer pdfCon la cámara del celular, Danush graba el objetivo: un gerente de restaurante con acusaciones por desvío de fondos. Los nervios de espiar hacen que juguetee con su collar, un cuarzo morado que (para él) no significa nada excepto que (según él) se ve bien. Unos minutos más y debe pausar la misión para ir a su otro trabajo como profesor de filosofía para monjas. En el metro lee la noticia: asesinaron a Charlie Kirk, el polémico podcastero cristiano y de derechas, famoso por debatir con jóvenes universitarios. El cristianismo nacionalista, por fin, tendrá a su mártir.
Un mensaje de WhatsApp interrumpe su lectura: es Felker, con su usual tiroteo de preguntas: —¿Ya viste? ¿Qué te parece lo que van poniendo en redes los cristianos? ¿Quién es Antipas, del Apocalipsis?
Danush creció inmerso en las Escrituras y si alguien puede entender la arista religiosa del nacionalismo gringo es él. Después de las preguntas, comienza a saturarla con enlaces a textos, memes, videos y foros de extrema derecha. Apenas ella alcanza a revisarlos cuando la historia da un nuevo giro y aparecen más materiales en todos los medios.
Cuando se reunieron en su habitual punto de encuentro, un temazcal escondido en la colonia Portales, Felker le preguntó a Danush por qué traía ese cuarzo, si ya se había vuelto new age. Eso le recordó a él una historia de juventud que relató mientras se cubrían con toallas para entrar al espacio sofocante del temazcal.
—En ese entonces no era un cuarzo, sino una cruz, lo que golpeteaba contra mi pecho mientras corría hacia el estadio Rose Bowl, en Pasadena, California; era febrero de 2003 y se vivía uno de los primeros brotes significativos de la New Apostolic Reformation.1 El evento se llamaba “The Call”, una reunión masiva de cincuenta mil evangélicos: todo un día de oración, predicaciones y alabanzas. Un Corona Capital, pero sin cerveza, ombligueras ni tachas —a Felker siempre le sorprendía escuchar de ese Danush del pasado tanto como sudar con él en este lugar.
—Yo era parte de la comitiva mexicana, nos dieron acceso al escenario. Extendí mis manos en adoración —Danush emuló el movimiento dentro del temazcal— frente a esa multitud con ojos bañados en lágrimas. Eso era una lucha espiritual por el futuro de Estados Unidos y del pueblo de Dios. Me veía como un soldado del Reino, un soldado que se enfrenta a las huestes del mal.
—Danush, ya puedes bajar los brazos —Felker lo sacó de su flashback.
—Ahora ya no creo en nada de aquello. Pero debo reconocer que jamás he vuelto a sentir una emoción tan fuerte, era parte de algo con implicaciones no sólo globales, sino celestiales. Imagino que algo así sintieron quienes asistieron al funeral de Charlie Kirk.
—¿Viste la cantidad de gente que fue? Era como un concierto de Taylor Swift, ¿quién llena estadios así?
—Ese avivamiento religioso responde a una crisis de identidad generalizada, les da sentido de pertenencia, cohesión ante la incertidumbre, esperanza por medio de una nostalgia restauradora.
El chamán les sugiere recostarse. El calor promete una depuración de empaches y discursos de odio.
—Siempre me han parecido tan marcianos los gringos blancos… Otra religión, otra forma de ser, saberse imperio y querer seguir siéndolo a toda costa. Pero en ese contexto, los grupos religiosos ofrecen comunidad y futuro, algo que lo que sea que llamen izquierda no les ha dado nunca. Para la derecha, la izquierda representa la arrogancia, el esnobismo intelectual, la esterilidad onanista, una amenaza a los valores morales que ellos defienden.
—Sí, pues viene desde los pilgrims que arribaron a las costas de Massachusetts en el Mayflower, practicaban un cristianismo puritano, separatista respecto de la iglesia de Inglaterra. Lo cabrón es que se veían a sí mismos como israelitas huyendo de la persecución y en busca de la tierra prometida por Dios. Entonces, al encontrarse con los nativos, con el pueblo pequot, no dudaron en usar la fuerza bruta, en hostigar y masacrar, todo bajo el beneplácito de la Biblia:2 Salmos 2:8: “Pídeme, y te daré por herencia las naciones y como posesión tuya los confines de la tierra” y Romanos 13:2: “De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten acarrean condenación para sí mismos”.
A Felker le dan escalofríos cuando Danush cita la Biblia de memoria. Se pregunta si él envidia las certezas del fanatismo porque una vez que sabes cosas ya sólo queda migrar al país de la duda eterna.
—¿Por qué me ves raro? Jaja, le voy a bajar a las citas bíblicas. Ahí, en cómo usan la Biblia, están los fundamentos de lo que después será conocido como el Destino Manifiesto: la expansión imperialista de Estados Unidos bajo la cantaleta del excepcionalismo, de la superioridad moral civilizatoria.
—Y esa expansión no es sólo hacia otros países, sino hacia el interior de su propio territorio. La extrema derecha lleva años organizando movimientos de base y trabaja en las cúpulas de poder para recuperar instituciones educativas y tomar los medios. La derecha, ahora en el gobierno, quiere ocuparlo todo en lo que llaman una guerra cultural. Ya hasta TikTok cayó…
—Ajá, es parte del mandato evangélico de las Siete Montañas: tener dominio sobre la familia, la religión, la educación, los medios de comunicación, las artes, los negocios y el gobierno. Pero hacen esto bajo un discurso contradictorio, en el que son tanto víctimas como victimarios. El asesinato de Kirk les confirma una sensación de pueblo perseguido por sus enemigos, lo que les ayuda a cohesionarse.
Portada de God Bless the U. S. A. Bible, compilada por Lee Greenwood, 2021.
El chamán les sugiere que guarden silencio para que se concentren en el ritual pero, inmersos en el propio trance, nada les para la boca.
—En ese funeral/concierto-de-rock, el primer pastor que habló lanzaba un mensaje optimista: prepárense que aquí vienen los fieles. Después del ataque a las Torres Gemelas, ocurrió otro avivamiento no sólo religioso sino también nacionalista. Izquierda, derecha, todos se cuadraron ante un enemigo externo.
—No sólo entonces, también con la balacera en la preparatoria Columbine. Ahí también se incentivó el delirio de persecución. Surgió un mito urbano de que los asesinos te dejaban vivir si negabas a Dios. Como niño cristiano de los noventa, tenía la idea de que en cualquier momento debería afirmar mi fe, incluso a costa de mi vida. Juan 15:20: “Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán”. Lucas 6:22: “Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan y cuando os aparten de sí y os vituperen y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre”.
—¿Y en ese momento sí te sentías capaz de agarrar un arma? ¿O era más bien afirmarte convirtiéndote en mártir? Felker les echa agua a las “abuelas”, las piedras volcánicas que los hacen sudar. Chirrían, como contestando las preguntas que pululan a su alrededor, lamentando la falta de comprensión humana, la tibieza. Son ingenuos, quizá soberbios. Ellas, las abuelas, lo saben.
—Sólo fantaseaba con ser mártir. Pero entre mis compañeros sí había quienes fetichizaban las armas al estilo gringo, o a las fuerzas armadas, sobre todo al vincularlas con el Estado y el orden. Por ejemplo, en Chihuahua, en el centro de exposiciones (un bodegón inmenso), tuvo lugar “El Llamado”: igual de multitudinario que “The Call”. Masas en alabanza, ayuno y adoración —Felker le toma el brazo a Danush para que no lo vuelva a levantar.
El chamán los observa, el rostro indescifrable.
—En el último día, para cerrar las actividades, se presentó una banda del ejército mexicano. Con sus trompetas tocaron el himno nacional. Miles de evangélicos, entremezclando oración con patriotismo, extendieron sus manos hacia ellos, hacia los uniformes marciales, hacia la bandera de México, a pocos años del sexenio de Calderón y su “guerra contra el narcotráfico”, de que convoyes de militares llegaran al estado, de que jóvenes fueran masacrados en fiestas de cumpleaños, de que compañeros de mi escuela terminaran ejecutados, de balaceras en el súper, toques de queda y encajuelados en la carretera.
—Una guerra tras otra… El miedo da cohesión, da propósito y se fortalece señalando enemigos: todos los que no son blancos o no están dispuestos a blanquearse. Fantasear con ser mártir tiene mucho de erótico, ¿no? —Felker busca complicidad con el chamán, éste la ignora.
—El amor por Jesús incluso es medio queer. La Iglesia es su esposa. Y siendo hombre, eres parte de ella, en matrimonio con él, con Jesús. Cantares 1:2: “¡Oh, si él me besara con besos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino”. De niño escuchaba más ese tono amoroso entre los evangélicos; ahora prevalecen las temáticas bélicas que subrayan el nosotros vs. ellos. El discurso de guerra espiritual es básico en el cristianismo nacionalista.
—Hay un claro organigrama en este movimiento: los millonarios que lo financian como Rebecca Dunn, los que pasan iniciativas como la congresista de Florida, Anna Paulina Luna, los que susurran veneno al oído de Trump como Stephen Miller y los que encienden a las masas en los medios digitales como Tucker Carlson. Pero todos ellos no son nadie sin ese músculo de creyentes que alaba, llora y vota. Si con Reagan se demostró la potencia del voto evangélico, con Trump se consolidó como pilar.3
Una gota de sudor cuelga de la nariz de Danush. Parece esperar algo, un momento de claridad. Felker retoma la palabra:
—¿Te conté de la vez que intentaba llegar a la biblioteca de la Universidad de Houston cuando una chica se acercó para ofrecerme participar en el círculo de estudios bíblicos que se realizaba en el centro bautista dentro del campus? Le dije que no, gracias, y seguí mi camino, pero ella me persiguió. Al final tuve que correr mientras ella me gritaba que daban comida gratis. Así se siente estudiar en Estados Unidos: saberte rodeada de armas, municiones y una amplia variedad de fanatismos. Tal vez sea necesario detenerse para entender, volver a hablar con esa chica que sólo intentaba alimentarme para que yo me dejara evangelizar.
Cae la gota de sudor.
—Creo que ahí estás tocando un punto interesante con el caso Kirk: las universidades. Me llama la atención que tanto él como su asesino abandonaron la escuela, eran dropouts, y que la asociación de Kirk, Turning Point, se centraba en tener debates en campus y en vigilar la cátedra woke. Además, lo asesinaron en una universidad en Utah Valley.
—Y el borrado de la historia: cómo se pretende depurar al Smithsonian del recuento de un pasado esclavista y xenofóbico. Ya no está mal visto ser fascista ni pertenecer al KKK.
—¿Viste El nacimiento de una nación, esa película en blanco y negro, donde los héroes se cubren con unas chistosas mantas blancas con forma de cono? Cabalgan para rescatar a las mujeres de unos hombres pintados de negro. La cruz es el símbolo de estos jinetes. Una cruz en llamas. El Ku Klux Klan, una asociación terrorista, cristiana y de supremacía blanca, los supuestos guardianes del orden, de la seguridad y la virtud de las mujeres blancas; la amenaza: la población afroamericana. Este miedo a la violación de mujeres blancas por hombres negros hace eco en el discurso de Kirk.4
Erika y Charlie Kirk en una conferencia de la Young Women’s Leadership Summit en Texas, junio de 2025. Fotografía de Gage Skidmore. Wikimedia Commons CC 4.0.
—Y no es cosa del pasado: todavía queman cruces frente a las casas de familias negras. Al final, estas formas de puritanismo extremo vuelven a caer en lo racial. Quieren conservar una raza blanca.
—La blanquitud es un componente esencial del cristianismo nacionalista de Estados Unidos…
—… y del cristianismo que apoya a la ultraderecha en Israel.
—Es imposible ignorar la historia, cómo se justificaba la esclavitud con la Biblia: Efesios 6:5: “Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo”. Los esclavos eran vistos como descendientes de Cam, hijo de Noé, maldito por éste al descubrirlo borracho y desnudo; esa maldición bíblica calmaba las culpas de los propietarios. A cambio del trabajo, los esclavos recibían la fe cristiana, claro, desde una versión mutilada, “Slave Bible”, sin pasajes subversivos que podrían provocar conductas adversas a la voluntad blanca; por ejemplo, omite la liberación de los israelitas del yugo egipcio. Algunas predicaciones de pastores5 justificaban la esclavitud diciendo que era mejor para los negros recibir esa fe y ser esclavos que no recibirla y ser libres. También varias universidades cristianas se resistieron a terminar con la segregación, entre ellas Liberty University.
—Sin embargo, con el cristianismo todo se confunde porque hay comunidad, hay perdón, hay música, pero también hay racismo. Un poco como en el funeral de Kirk, que fue subiendo de tono desde los primeros discursos, más bien religiosos o amorosos, hasta el odio explícito, como dijo April Ajoy.6 Desde el estrado protegido por un vidrio antibalas, Stephen Miller da un discurso inspirado en Goebbels que llama a la venganza y a deshumanizar al enemigo. Trump cierra con un mensaje claro, dice: “odio a mis oponentes y no les deseo lo mejor”.
—Debería haber un aplausómetro para medir quién fue más popular: Erika Kirk, la viuda, con su “lo perdono”, en referencia al asesino, o Trump con su “los odio”. Ese evento fue un manual ideológico. A ver, Danush, échate una definición del cristianismo nacionalista.
—Tienen como misión construir una sociedad cristiana, situar los intereses de la nación sobre los de potestades extranjeras y reinstaurar el dominio del varón sobre su familia, esposa e hijos.7 El gobierno que se desea es autoritario, teocrático, con control sobre todos los aspectos de la vida, esto dictado, claro, bajo cierta interpretación de la Biblia (incluso tienen su propia, polémica, traducción: The Passion Translation). La verdad es única y objetiva, la tiene el cristiano nacionalista. Quien no crea en esto no es cristiano, por lo tanto, está errado. Esto incluye al pueblo judío, al que los cristianos nacionalistas no consideran exento de ser disciplinado.
—Son abiertamente antisemitas con su consigna “Jews will not replace us”.
—Sí, a diferencia de muchos otros cristianos que siguen considerando a los judíos el pueblo elegido y mantienen un apoyo inquebrantable al Estado de Israel a pesar del genocidio.8 Si lo piensas, este punto es irreconciliable entre ambos bandos y quizá sea el quiebre de la virtual unidad que se alcanzó bajo MAGA.
—¿Has visto toda la movida inmobiliaria de evangélicos comprando propiedades en territorios ocupados por Israel, preparándose para el fin del mundo? Otro quiebre está en la Primera Enmienda, que ampara la libertad de expresión. Censurar discursos de odio le daría armas a la derecha para prohibir expresiones de autorrepresentación de la diversidad sexual, por ejemplo. La derecha solía estar de acuerdo con esto, pero algunas facciones se han puesto especialmente puritanas con lo que se dice en medios. Casi logran el despido de Jimmy Kimmel por decir que la derecha estaba intentando capitalizar el asesinato de Kirk.
—Hasta figuras como Ted Cruz salieron al quite. Se siente raro estar de acuerdo con ese hombrecito.
—Y otra cosa que no hemos dicho: no estamos tan lejos acá. Ya viste cómo se replican los discursos incels gringos en lo que dijo el chavito asesino del CCH.
—O los intentos fallidos de la ultraderecha religiosa con Verástegui. O, desde un lugar más oportunista, Salinas Pliego tratando de avanzar en sus ambiciones políticas.
—La derecha avanza en todo el mundo con sus distintas presentaciones (ya sea religiosa, populista o marginal) echando mano de la nostalgia, el resentimiento y el miedo. Por ejemplo, Viktor Orbán, el hombre fuerte de Hungría, se ve a sí mismo como guardián de Occidente, casi como un caballero templario, en armas contra el islam y contra todo lo que amenace a la familia tradicional cristiana. El aumento de la popularidad de la AfD en Alemania, el apoyo de los evangélicos a Bolsonaro,9 las marchas xenofóbicas en Inglaterra, lo reaccionario y punitivo de Bukele…
—Esto no tiene fin, podríamos estar hablando por horas y creo que me voy a desmayar.
El silencio reinó dentro del temazcal. Ya ni las abuelitas chirriaron. Incluso las gotas de sudor se rehusaron a caer a la tierra, como si buscaran un resquicio de sosiego en la piel de donde emanaron. Un frío interno se entremezcló con un frío externo. Nadie cerró el ritual con el acostumbrado “¡Ahó!”. Era el silencio de la angustia. El silencio del miedo, aquél que alimenta tanto nacionalismos como resistencias. Aquél que alienta o paraliza.
Imagen de portada: El presidente Donald Trump en la Iglesia Episcopal de San Juan, Washington D. C., junio de 2020. Fotografía del Archivo de la Casa Blanca, dominio público.
Movimiento supremacista cristiano, fundado por Peter Wagner, que hace énfasis en lo sobrenatural, en el rol actual de profetas y apóstoles y en la guerra espiritual. En su léxico se demoniza todo lo que no es considerado cristiano o parte del Reino de Dios; esto incluye, para algunos de sus seguidores, a los demócratas. ↩
Howard Zinn, A People’s History of the United States, HarperCollins Publishers, Nueva York, 2015, p. 14. ↩
Ronald Reagan, en 1980, ganó las elecciones con dos tercios del voto evangélico blanco; Donald Trump ganó, en 2020, con 85 % del voto del mismo grupo demográfico. La campaña de Reagan se benefició del papel del “pastor de presidentes” Billy Graham, mismo que influyó sobre Eisenhower, presidente que declaró “In God We Trust” como frase oficial e hizo que se le acuñara en toda moneda y billete. ↩
Esto es especialmente visible cuando hablaba de los migrantes haitianos que, según él, llegaban a los Estados Unidos a violar, o en referencia a Yusef Salaam, uno de los exonerados de quienes fueron conocidos como los Central Park Five. Trump se involucró mediáticamente para promover el encarcelamiento de los jóvenes afroamericanos que eran inocentes. ↩
April Ajoy, Star-Spangled Jesus, Hachette Book Group, Nueva York, 2024, p. 47. ↩
Creadora de contenido evangélica que se posiciona contra el cristianismo nacionalista y el movimiento MAGA. ↩
También hay quienes apoyan a Israel basándose en el Apocalipsis. La segunda llegada de Jesús sucederá cuando Israel ocupe toda Tierra Santa. Sí, el genocidio contra el pueblo palestino es necesario para cumplir esa profecía. ↩
Ver el documental Apocalipsis en los trópicos en Netflix. ↩