La edad de los árboles

Plantas / dossier / Junio de 2022

Jorge Gutiérrez Reyna

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Al fondo del patio crece un árbol. Mucho antes de que mi abuela sembrara las primeras piedras de la casa, ya en su cumbre maduraba el vuelo de los pájaros; por sus laderas empinadas ya fluía el lento río de los musgos; y en sus faldas los faunos que pueblan la espesura de los montes celebraban ya cabrunos aquelarres. Este árbol es tan antiguo como los rebaños de tortugas que deshojan los tréboles a su alrededor.
Sus ramas secas crepitaron en el fondo del fuego circular de las fogatas que otros niños antes de nosotros encendieron para espantar el miedo a las lechuzas, brujas mentidas, ululando en la penumbra espeluznante. Los dedos nudosos de sus raíces sujetan los tesoros que mis mayores ocultaron de la tropa revolucionaria y que en la oscuridad reclaman ser desenterrados con unos gritos azules de lumbre. Al verlo mi abuela soñó con construir una casa para los hijos de sus hijos sobre el reino de secos maizales y serpientes que en torno de su tronco se extendía.
Al fondo del patio crece un árbol. Un día mi abuela, yo, esos rebaños de tortugas nos tenderemos a sus pies y en las cuencas de los cráneos y caparazones germinará la semilla de las altas hierbas. Pero las brujas seguirán acunando entre sus ramas, el oro no se librará de la prisión de sus raíces, volverán los faunos, viejos pobladores de los cerros, y con las piedras de la casa en ruinas cercarán el fuego de sus danzas en la noche de luciérnagas. Se escuchará entonces solamente el suave silbido entre las cañas de una flauta y el árbol susurrando sus conjuros en la lengua del follaje, como un anciano que presidiera un antiguo ritual con el rostro arrugado frente a la llama de la hoguera.

De El otro nombre de los árboles, Universidad de Guadalajara, Guadalajara, 2018, pp. 45-46. Se reproduce con el permiso del autor.

Imagen de portada: Piet Mondrian, Apple Tree, Pointillist Version (1908–1909). Dominio público.