Escritoras, pioneras, ¡cine!
Leer pdfLa creatividad de las escritoras pioneras del cine mexicano ha permanecido, a lo largo de varias décadas, en las sombras. En la lista de las primeras guionistas de nuestro país aparecen nombres tan destacados como el de Josefina Vicens y Elena Garro. El Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM se ha dado a la tarea de estudiar las aportaciones de estas mujeres y reivindicar así su legado. Con ello se han inaugurado nuevas rutas para el estudio del cine.
FADE IN A:
INTERIOR, FANTASÍA — MEDIANOCHE
1. La sala está oscura y apenas la ilumina el parpadeo de una lámpara. Hay torres de papeles apilados y tiras de celuloide esparcidas por el suelo, dispersas como brazos, como hilos tensados entre varios mundos posibles. No hay nadie; la han dejado sola para que cumpla con esa imposible tarea del maderamen. Al otro lado de la ventana, el set se alborota con el decorado de la nueva producción. Pero ella debe ocuparse de su propio andamiaje, el esqueleto que sostendrá los músculos de la cámara, los cartílagos del vestuario, la respiración de la música. Sin ella, no hay nada. Aspira el humo del cigarrillo que se consume entre sus labios. Coloca los dedos sobre la máquina (quizás, sólo los índices) y comienza a escribir su guion.
CORTE A:
INT. UNAM — AMANECER
3. Ser guionista, salvo contadas excepciones, es sinónimo de vivir en la sombra. Se trata del oficio angular y el cimiento sobre el cual se levanta el cine, pero que a lo largo de la historia ha sido relegado y hasta desdeñado por su naturaleza fronteriza. ¿Dónde se detiene el guion y dónde comienza la película? ¿Existe el guion de forma independiente o sólo a partir de su realización en la pantalla? Pareciera que, cuando la película se concreta, el guion y su escritor desaparecen, diluidos en los créditos finales o en los archivos de producción. El guion no es la película, desde luego; es un texto escrito. Pero tampoco tiene un lugar de reconocimiento en la tradición literaria ni en el canon académico. Y para las mujeres guionistas (como en tantos otros avatares de la cultura, me temo) el camino ha sido aún más arduo, enfrentadas a la desvalorización de una industria dominada por los hombres.
Paula Ábalos, Storyboard I, 2021. Todas las imágenes son cortesía de Galería NAC.
Ésta es la razón por la que existe el proyecto “Escritoras pioneras del cine sonoro en México”, en el Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM: para reivindicar, con una perspectiva de género, la obra de estas escritoras, cuyos textos son el fruto de la voluntad, la artesanía y la lucha a contracorriente. Dirigido por el Dr. Diego Sheinbaum Lerner, del Centro de Poética, se trata de un esfuerzo de investigación universitaria que, desde enero de 2024, ha generado como salidas de difusión el diplomado en Estudios de Guion y el Congreso Internacional Escritura para la Pantalla en México.
El Diplomado, coordinado en sus detalles por el Mtro. Néstor Espitia, se ha presentado desde el principio con una ambición experimental. Busca combinar la investigación sobre mujeres pioneras en la escritura para cine —otro buen momento para evocar nombres como los de Aurora Correa, María Luisa Elío, Margarita Nelken, Concha Urquiza— con la escritura creativa de guiones de ficción o documental que recuperen sus temas, inquietudes, estéticas o historias. Esto permite revitalizar una tradición subyacente en el cine mexicano, así como cuestionar la sombra que, históricamente, ha oscurecido la contribución de estas autoras al séptimo arte.
CORTE A:
INT. UN LIBRO VACÍO — MAÑANA
6. La primera novela de Josefina Vicens, El libro vacío (1958), encapsula la esencia de lo que es el guion cinematográfico. En ella, un burócrata intenta escribir una novela pero, bloqueado por su propia pequeñez, lo único que consigue es llenar un cuaderno paralelo con sus frustraciones y despropósitos. Construye, digamos, un fantasma de su novela, un texto previo cuya única función es servir como andamiaje; un libro vacío de contenidos que habrá de ser llenado con la intención de comunicar a los otros en el acto de la escritura.
Eso es también el guion cinematográfico; ésa es su ontología. Un texto-filme que no existe, pero que ya habita en ese otro de papel y tinta. Es un borrador que anticipa la imagen, una estructura invisible que sostiene el futuro del acto fílmico. Vicens comprendió que el guion, al igual que el libro vacío, es una especie de negativo fotográfico: un esqueleto de la obra final que, aunque aparentemente incompleto, encierra un torrente de narrativa y estética que el realizador habrá de traducir en la pantalla.
Aquí me viene a la mente una cita de Beatriz Novaro, guionista que no pertenece al grupo de las pioneras, pero que es, sin duda, una de las teóricas y practicantes más destacadas de nuestro tiempo.
Vicens comprendió que el guion, al igual que el libro vacío, es una especie de negativo fotográfico: un esqueleto de la obra final que, aunque aparentemente incompleto, encierra un torrente de narrativa y estética que el realizador habrá de traducir en la pantalla.
BEATRIZ NOVARO El guionismo se considera tradicionalmente un trabajo femenino, pues tiene elementos parecidos al rol de la mujer; está en un segundo plano y al momento en que pasa a la pantalla desaparece, como si nunca hubiera existido, tal como pasa con el trabajo doméstico.1
CORTE A:
INT. INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS — MEDIODÍA
9. Además del Diplomado, la otra gran manifestación del proyecto “Escritoras del cine sonoro en México” ha sido el Congreso sobre Escritura Cinematográfica en México. Ya tuvo lugar el 3, 4, 5 y 6 de diciembre del 2024 y volverá a ocurrir este 2025, en las instalaciones de nuestro bello Filológicas en el circuito Mario de la Cueva. El año pasado se habló de Con la espada en mi boca, un argumento cinematográfico inédito de Elena Garro; de Aurora Correa y su colaboración en el guion de El juicio de Martín Cortés (1973); de más nombres olvidados, como Mimí Derba y Adela Sequeyro; de los personajes femeninos en La negra Angustias (1949) y Trotacalles (1951) de Matilde Landeta; del más contemporáneo guion de Temporada de huracanes (2022) de Elisa Miller; y de la escritura colectiva en el guion de Huesera (2022) de Michelle Garza Cervera y Abia Castillo.
Storyboard II, 2021.
CORTE A:
INT. BIBLIOTECA — ATARDECER 11. Aurora Correa nació en Barcelona y llegó a México en 1937 como parte del grupo de exiliados llamado “los niños de Morelia”. Yolanda Vargas Dulché, además de guionista, fue autora de casi sesenta historietas (la más famosa, Memín Pinguín); sus relatos destacan por la ausencia de un antagonista fijo porque, de acuerdo con ella misma, el verdadero villano es siempre el destino. A Elvira de la Mora le habría gustado ser monja, pero su familia se lo impidió, así que encontró su desagravio al rechazar seis propuestas de matrimonio y entregarse a la escritura de guiones. Por su parte, en una carta Elena Garro le escribe a su amigo Juan de la Cabada, con quien ideó el argumento de Las señoritas Vivanco (1958):
ELENA GARRO Estamos muy quebrados. No se lo digas a Octavio. No sé por qué cada vez su conducta me resulta más y más insoportable. Yo no pienso escribirle ni contarle nada. ¡Estará tan feliz con “mi fracaso”! Eso está acechando desde hace 26 años. Y se desespera al ver que el crack final dura tanto.[^2]
CORTE A:
INT. FANTASÍA — NOCHE
13. Son las seis de la tarde. Cada martes de marzo me he reunido con mis compañeros del Diplomado, al menos con el “Equipo Josefina Vicens”, formado para trabajar en un pequeño guion de cortometraje sobre algún aspecto de esta autora. Allí estamos, puntuales, Alicia, Lilia, mi tocayo Rafael y yo. Coincidimos en muchas cosas y eso hace que el trabajo fluya con cierta facilidad: creemos que la escritura colaborativa es posible, aunque a veces cueste encontrar el hilo conductor. Leemos sobre la vida de nuestra pionera, nos sumergimos en sus textos y en sus circunstancias. Sabemos que hay otros equipos dedicados a Yolanda Vargas Dulché, a Janet Alcoriza, a Mimí Derba. Todos compartimos la misma ambición: traerlas de nuevo a la vida, rescatar sus voces del olvido y devolverles el lugar que merecen en la historia del cine.
La sala está oscura. La escritora retira las manos de la máquina de escribir y contempla las páginas que ha mecanografiado en el transcurso de la noche. Cuenta los cigarros que ya escasean en su cajetilla. Sabe que esa historia, esos personajes, aunque impregnados de sus recuerdos y emociones más profundas, no son del todo suyos. Probablemente no sobrevivan ni siquiera hasta el día siguiente, cuando las infames garras del director y el productor los transformen en algo totalmente distinto. No importa. Se siente satisfecha y hasta cierto punto resignada.
La escritora cierra los ojos y se sumerge una vez más en su imaginación. Imagina que alguien la imagina; sueña que, muchos años después, en algún rincón de una universidad, un grupo de académicos la evoca escribiendo su guion cinematográfico. Sueña que su lucha, su creatividad y su pasión no han sido en vano, que su nombre resuena en las mentes de quienes, como ella, creen en el poder de las historias para trascender el tiempo.
Imagen de portada: Paula Ábalos, Visiones [still de video-registro intervenido con dibujo digital], 2023.
“Ser guionista me divierte mucho: Beatriz Novaro”, guionnews.com, 10 de octubre de 2013. ↩