dossier Chile: Literatura JUL.2025

Verónica Zondek

Alerzal

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Alerzal pu lawal. Del amparo opulento caudal. Hambre de cumbres. Memorial.

Alerzal pu lawal. Falda entornada a la ventisca verde y torcida. Intenso arrullo de la mamastodonte sin cría.

Alerzal pu lawal.

Mira cómo incuban y migran en tu cuerpo las fragancias cómo los canelos están en flor. Mira cómo se alegran la lenga y el tepú, el ciprés y el ulmo los tineos, el ñire, los helechos a dúo. Mira cómo la chaura y la quila tapizan del suelo la altura cómo tallan con punta fina la mixtura y su espesura. Mira mira cómo el bosque balancea sus colores en cuerda floja.

Mira cómo el reino de los días gotea aéreo de copa en copa.

Mira cómo los huesos migrantes galopan y sujetan la rienda del tiempo y cómo las bocas se abren al viento frágil del aliento.

Mira cómo baila el siseo de la sombra en tu fronda y cómo apunta tu temple al corazón de la tiniebla.

Mira cómo los huesos migrantes tocan y lamen el sudor andariego.

Monta monta con ansia tu habla sobre este hilo plateado y sin exaspero

que ​ en lento y a ras de suelo

hila las estaciones según la travesía del caracol negro.

Escucha escucha al chucao al zumbido del picaflor y el martilleo del carpintero.

Acaricia con tus largos dedos australes las aguas y las tierras.

Inhala.

Palpa los cuerpos de líquenes y hongos de pudúes y monitos del monte de remotos cazadores recolectores.

Agradece la tormenta preñada que te saluda.

No dejes de husmear en los hondos lenguajes que van de la raíz al micelio.

Registra cómo se propaga la familia y cómo en brotes se disponen a dar la cara.

Registra cómo acogen al forastero en medio de las luchas heladas.

Saborea el viaje carnoso de la muerte que alimenta la savia.

Ve ve cómo la oscuridad abre su regazo al acontecer. Ve cómo el fruto encalla en tierra de tetilla abundante. Ve cómo la luna brama primero y luego pinta su pelaje. Ve cómo la estación silencia la mirada cómo trepa en su corteza cuarteada. Ve cómo los dedos tocan sus piñas caídas cómo tocan los pálpitos que en ellas anidan. Ve cómo vuelan esperanzas de intensa semilla. Ve cómo ofrendan sus cuerpos abiertos al transcurrir del abismo.

Alerzal pu lawal.

Ve ve cómo tus cúspides verdes acarician el cielo cómo tu madera retiene la humedad y recuerda cómo fluyen y se fortalecen las gotas revueltas.

La espera es larga y no desespera. El crecimiento es lento y regenera.

Ahora adosa tu corazón a mi deseo secreto porque la racha te eriza las puntas del cabello y no quiero que seas náufrago bajo el hacha del mercader ni que esas brasas arranquen tu aullido silente ni que traiciones la garganta del sol iridiscente.

¿Cuánta araña urdió laboriosa entre tus hojas? ¿Cuánta besó tus sueltas esencias vaporosas?

Libero el tranco y sigo rejuntada a tus susurros al vaho de tus nieblas en lo oscuro porque monto el vuelo detenido de un moscardón y el husmeo del paso sigiloso de un zorro plateado para nacer flor ante el ronroneo de tu dialecto empapado.

Alerzal pu lawal.

Afloja tus riendas ante mis pasos que recorren la abundancia de tu umbría.

Afloja. Afloja la vigilia que anda con su hato a cuestas y está fría.

Las estrellas urden punto a punto y sin plazos el misterio.

Siete leguas bajo mis botas te acompañan. Siete aires encienden las lenguas del fuego. Siete ojos despiertan y están atentos al pastor y al hachero.

Tu rostro es un espejo que incuba ramajes de sentido un origen liado que borda el recorrido. Tus cantos despiertan la mirada del brote y su vagido. Mira al puma y a quienes con él se abren camino. Agradece los mensajes que traen las corrientes. Mira el crecimiento de tus hijos y amigos la ayuda y el sostén que dan sin crédito ninguno. Mira cómo en la negrura cobijan de la memoria el barullo.

Descubre / dime cómo él retorna a su estreno porque sí, es su gesta la que me ampara con vegetal pañuelo.

Nadie sabe lo que es el amor. Mas yo sé que hay un pétalo seco que cuelga de una rama y otro pétalo blanco que pinta el mañana. La noche está fría y la abrigan los siglos.

El embrujo es frenético en la intimidad de tus pliegues morenos y aún cuchichea animoso el cantar del copioso manantial primero.

La espera es larga y no desespera. El crecimiento es lento y regenera.

La noche está fría y la abrigan los siglos.

El nublado se inquieta y cae el caudal.

Alerzal. Pu lawal. Escampa el cuerpo la vida y la señal.

Imagen de portada: Carlos Arias Vicuña, El futuro en sí mismo, 2013. Cortesía del artista.