Arquitectura gótica: un catálogo de formas para alcanzar el cielo
Las catedrales góticas que se erigen por toda Europa occidental son asombrosas y monumentales. Sus vértices aspiran a tocar lo divino, lo mismo que las agujas que rematan torres, campanarios, fachadas y arbotantes. Estos últimos, parecidos a patitas de araña al exterior de las iglesias, se incorporaron para que los muros pudieran ser más delgados y tuvieran grandes ventanales. La luz fue ganando predominancia hasta alcanzar su auge en el gótico radiante (ca. 1240-1350). El rosetón, elemento icónico de este estilo, también permite la entrada de la luz y dota al interior de un ambiente místico. Apenas incipiente en el gótico temprano (ca. 1150-1200), esta ventana circular ya tiene tracerías con diseños geométricos y florales unos años más tarde, en el clásico (ca. 1200-1280). Otra de las propuestas estilísticas de esta arquitectura originada en Francia fue la bóveda de crucería, que alcanzó complejos diseños en el gótico flamígero (ca. 1350-1520), el cual se caracterizó por sumar elementos decorativos en forma de llamas.
Imagen de portada: Ilustración (fragmento) de Kevin Cuevas, Kev Cuev.