Assange encadenado

Orígenes / panóptico / Febrero de 2019

César Ramiro Vásconez

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El grillete electrónico de Fernando Alvarado, exsecretario de comunicación del gobierno de Rafael Correa, fue abandonado en una carretera en las afueras de Quito a fines de octubre de 2018. Procesado por peculado, el estratega comunicacional de Correa huyó del país. Sus campañas presidenciales fueron diseñadas por el consultor mexicano Roberto Trad Hasbun, director del Instituto de Artes y Oficios para la Comunicación Estratégica. Trad estuvo a cargo de las campañas de Rubén Moreira, exgobernador priista de Coahuila, y de Ricardo Anaya, excandidato presidencial del PAN. Alvarado manejó el mayor conglomerado de medios de Ecuador, que incluía a las televisoras incautadas a la banca en quiebra, que funcionaban como empresas privadas. El gobierno de Correa concedió frecuencias de radio y televisión a Ángel González, “El fantasma”, accionista mayoritario del diario El Comercio desde 2015, uno de los de mayor tiraje del país, que se volvió favorable al gobierno. Julian Assange lleva un brazalete electrónico desde su arresto domiciliario en 2010. Copiar prospectos publicitarios y expandir una lengua empobrecida, neoempresarial, fanática e irracional en su antipopulismo hizo que el periodismo tradicional perdiera credibilidad y agonizara. La falsificación de noticias emana de los gobiernos. Las marcas controlan los contenidos de los medios. La prensa no considera rentable la verificación de los hechos, toma días y semanas. Trata de ser relevante en un mundo que ya no entiende, le habla a un público sin recambio. Autenticar y publicar material sustraído a gobiernos o corporaciones, en eso consiste el periodismo de investigación, pues el poder se basa en el secreto. Wikileaks demostró en 2010 que la invasión a Irak y a Afganistán fue la más velada de la historia reciente. Obama reforzó la política imperial de Reagan, Bush y Clinton con bombardeos a civiles desarmados. En su gran mayoría los cautivos en Guantánamo no pertenecían a Al Qaeda, ninguno fue juzgado y varios confesaron bajo tortura. La vigilancia de las comunicaciones entre la población es tanto masiva como selectiva. Jamás sirvió para prevenir el terrorismo, es una herramienta de manipulación diplomática, de espionaje económico e influencia social. Antes de ser cónsul de Ecuador en Londres, Fidel Narváez fue dirigente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, organización fundamental para la denuncia de violaciones a los derechos humanos cometidas por el Estado desde mediados de la década de los ochenta del siglo pasado. Cuestionado por los diplomáticos de carrera, en 2011 Narváez pidió oficialmente a Wikileaks que publicara todos los cables sobre el país; luego impulsó el asilo de Assange. Fue sancionado en junio de 2013 por haber expedido un salvoconducto a Edward Snowden, para que recibiera asilo político en Ecuador. Aunque éste no le fue concedido, gracias a tal salvoconducto pudo volar a Moscú. Para Narváez, una posible salida es que Jeremy Corbyn, quien ha defendido a Assange, sea nombrado primer ministro. La publicación de Wikileaks de marzo de 2016 contenía los correos electrónicos entre Hillary Clinton y John Podesta, su jefe de campaña, y Debbie Wasserman Schultz, presidenta del Comité Nacional Demócrata. Reveló que la Fundación Clinton recibió millones de dólares en donaciones de los gobiernos de Arabia Saudita y de Catar, patrocinadores de ISIS. Cuando fue secretaria de Estado, Clinton aprobó una millonaria venta de armas a Arabia Saudita. La monarquía saudí invadió Yemen en 2015 y causó hambrunas, una epidemia de cólera y sesenta mil muertos. Clinton planeó la guerra en Libia, que derivó en un semillero del yihadismo, en el robo de arsenales por milicias rebeldes, el éxodo masivo de emigrantes, y cuarenta mil muertos. Clinton dio conferencias a los ejecutivos de Goldman Sachs en las que recomendó tener “una posición pública y otra privada”; “un mercado común hemisférico con fronteras abiertas y libre comercio”; un sistema bancario autorregulado, sin intervención gubernamental, y que Wall Street manejara mejor la economía. Durante las primarias del Partido Demócrata, Clinton obtuvo con anticipación las preguntas de los debates; además, la dirección de su partido boicoteó la campaña de Bernie Sanders. “¿De cuántas muertes es responsable un periodista?”, se pregunta Assange, quien niega tajantemente haber recibido esta filtración del Kremlin, o haber negociado con emisarios de Trump. El Partido Demócrata culpa a Wikileaks de la derrota de Clinton. Occidente ya no es el líder incontestable del mundo, hubo un cambio en la confrontación de fuerzas a escala mundial; ése es el origen de la histeria antirrusa. Antes de presentarse como candidato, Trump, quien se enorgullece de sus vínculos con la oligarquía rusa y la monarquía saudita, pidió la pena de muerte para Assange. Su amor por Wikileaks fue pasajero. “Es un servicio de inteligencia enemiga”, declaró Mike Pompeo, actual secretario del Departamento de Estado. La administración de Trump pretende acabar con la prensa libre, al incriminar simultáneamente al periodista y a sus fuentes. Las desavenencias entre Assange y el gobierno ecuatoriano —desde el comienzo sus relaciones fueron de incómoda conveniencia y forzada afinidad— empezaron antes de que se le concediera la nacionalidad en diciembre de 2017. “Ecuador es insignificante”, dijo a CNN sobre la concentración de medios del gobierno de Correa, comparada con otras naciones. Cuando aún existía, la errática y escasa prensa opositora ecuatoriana lo acusó de ingrato, y de espiar a los funcionarios de la embajada. El gobierno británico, en coordinación con el gobierno ecuatoriano, ha gastado millones de libras para vigilar a Assange. La empresa de seguridad española contratada para la vigilancia de la embajada ecuatoriana en Londres lo ha espiado desde el principio. Alteró los registros de sus visitas y los reportes sobre sus actividades. Wikileaks publicó en 2015 los correos electrónicos de Hacking Team, la empresa italiana que vendió a la Secretaría Nacional de Inteligencia (Senain) el malware Pegasus para espiar a opositores y periodistas, especialmente al movimiento ecologista YASunidos. La conexión a internet de Assange ha sido cortada varias veces, por ejemplo, luego de la filtración sobre la campaña electoral estadounidense del 2016, cuando Guillaume Long era canciller, quien hoy dice defenderlo. Multiplicar la infraestructura para el extractivismo en un país sin moneda propia ni política económica autónoma. Traicionar y perseguir con la justicia y los medios oficialistas al movimiento indígena y al progresismo que lo llevó al triunfo en las elecciones del 2006. Fingir un golpe de Estado. Cerrar escuelas comunitarias interculturales y controlar la universidad. Declarar como enemiga a “la ideología de género”. Los intelectuales se volvieron cortesanos, la usina gubernamental de trolls estaba integrada por poetas y artistas visuales. Ordenarle a la diplomacia que cabildeara para conseguirle doctorados honoris causa… En toda la historia republicana nunca un gobierno tuvo tanto dinero por las commodities, y nunca lo dilapidó tan rápido, recurriendo a una preventa fraudulenta del petróleo a China. El asilo a Assange consolidó internacionalmente la fachada progresista del gobierno neoliberal más eficaz de Sudamérica, que no fue el de Santos, ni el de Piñera, ni el de Macri, fue el del scout keynesiano Rafael Correa. Luego de la visita de Mike Pence, vicepresidente de Estados Unidos, en junio de 2018 a Ecuador, el asilo a Assange es el principal obstáculo para la firma de los Tratados Bilaterales de Inversión. Estados Unidos volvió a ser el principal socio comercial del país. Las relaciones diplomáticas con Inglaterra se han normalizado, Lenin Moreno visitó Londres en julio de 2018 y cambió al personal de la embajada. Exhumado de las catacumbas de la Academia de la Lengua y la propiedad intelectual, Jaime Marchán es el nuevo embajador de Ecuador en Londres, su primera tarea es expulsar a Assange. Si Correa tenía el verbo de un pastor evangélico en anfetaminas, Moreno habla como un terapeuta motivacional sin clientela. Su propósito es consolidar la explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní, la preconización del emprendimiento como una ofensiva contra los restos del Estado de bienestar, franquearle el camino a la ultraderecha en las elecciones seccionales del 24 de marzo de 2019. A pesar de tener dos vicepresidentes investigados por extorsión, del sisma dentro del movimiento en el poder, el cambio de la política exterior, las delaciones entre traidores y la política económica no han variado.


Afiche del artista callejero Sandwich, en San Francisco

Con la supresión de la neutralidad de la red la piratería podría ser erradicada. El saber es destruido por el cálculo. Lo utilitario conduce al antropoceno. El imaginario de la técnica está sometido al poder económico. Para la industria cultural toda interacción debe limitarse al consumo. La legislación de propiedad intelectual empobrece a los artistas, registra los comportamientos de los espectadores para monetizarlos en favor de la codicia y la psicopatía de Silicon Valley. Los algoritmos no son neutrales, aumentan la desigualdad. Las corporaciones ejercen un poder paralelo a los Estados, a cambio de ceder libertades ofrecen una comodidad anestésica y venenosa. El uso de la tecnología derivó en la pérdida de la capacidad de determinación. Para Assange, internet se convirtió en un instrumento del totalitarismo. La piratería es la oportunidad de un nuevo pacto sin espectadores de alta gama y productores de obras. En las redes sociales no hay vínculos, los datos fluyen mientras las emociones (salvo el miedo y la indignación) están bloqueadas. Desde el 28 de marzo de 2018, Assange fue totalmente aislado dentro de la embajada ecuatoriana, sus comunicaciones han sido bloqueadas. En octubre de 2018 la cancillería le impuso un protocolo especial para regular sus actividades. Assange demandó al Estado ecuatoriano por cortar sus comunicaciones, impedirle reunirse con sus abogados, restringir sus visitas, las cuales tienen que ser anunciadas con tres días de anticipación, y pueden ser rechazadas sin explicaciones. El 25 de octubre, la primera audiencia en el Consejo de la Judicatura en Quito inició con retraso, no había conexión con la embajada en Londres. Cuando comenzó, a Assange se le asignó un intérprete que no hablaba suficientemente bien inglés como para traducirlo. La decisión de la Corte fue que tendrá que asumir sus gastos de manutención y que el protocolo se mantendrá. En la segunda audiencia, el 12 de diciembre, Íñigo Salvador, procurador general del Estado e intelectual orgánico, de la nada, acusó a Assange de malagradecido. El 22 de diciembre se descartó la apelación presentada por su equipo de abogados. La Contraloría General del Estado abrió un examen especial sobre el asilo y la nacionalidad de Assange, que podrían ser revocados. Según Glenn Greenwald, editor de The Intercept, el gobierno ecuatoriano presiona a Assange para que abandone su embajada y puedan entregarlo al gobierno británico. Simulando una filtración, el Departamento de Estado estadounidense dejó saber que prepara una acusación secreta contra Assange. Se trata de incriminar a Wikileaks, sin pruebas contundentes, por complicidad con la Inteligencia rusa y con la campaña de Trump. El periodismo liberal pasó de la glorificación a la calumnia. El diario The Guardian publicó un reportaje sin respaldo sobre un supuesto plan para trasladar a Assange en secreto a Moscú con la ayuda de la Inteligencia rusa. También sin verificación, afirmó que Assange habría sido visitado varias veces por Paul Manafort, exjefe de campaña de Trump, enjuiciado por lavado de dinero. Wikileaks demandó a The Guardian aduciendo que se trata de una falsedad. Tanto Manafort como Assange han negado haber tenido algún contacto. Fidel Narváez dijo que si Manafort se hubiera reunido con el exeditor de Wikileaks, habría evidencia en video o en fotografías de sus visitas. La embajada ecuatoriana en Londres (la ciudad con más cámaras de seguridad en el planeta) es la más vigilada del mundo. Manafort, en representación de inversionistas chinos, se reunió en Ecuador con Lenin Moreno cuando era presidente electo. Quien propuso la entrega de Assange al gobierno estadounidense, a cambio de concesiones, como un crédito del FMI. El gobierno ecuatoriano no necesita decidir lo que pueden decir los periodistas. Los medios fueron abducidos por la comunicación organizacional. Monocordes en su difamación contra Assange, en su cobertura ultraconservadora del proyecto de ley que podría legalizar el aborto por violación, alimentan la hostilidad contra la emigración venezolana. Propenso a los chistes malos y a la moralina, en una entrevista radiofónica el 6 de diciembre, el presidente ecuatoriano declaró que le desagrada la presencia de Assange en la embajada. Le recomendó que se entregue a la justicia, el gobierno británico no lo extraditará y no enfrentará la pena de muerte. Moreno cree equivocadamente que Assange es un hacker (lo fue en sus comienzos), que Wikileaks intercepta comunicaciones y correos electrónicos. Los hackers están en la Inteligencia estadounidense. A diferencia de los gobiernos y de los medios que los atacan, Wikileaks es un medio de comunicación, protege a sus fuentes, lo que ha divulgado es de interés público y no ha presentado información falsa. Assange define su trabajo como “periodismo científico”. Si se extradita a Assange, no sería la primera vez que las leyes estadounidenses se vuelven supranacionales. La persecución en su contra es parte de la expansión de la política del miedo. Es más fácil controlar con el engaño de una estabilidad irrealizable, abdicando a un presente en común. El antifascismo libera de la psicosis.

Imagen de portada: Julian Assange