dossier Plástico JUN.2025

Emma Casadevall Sayeras

Microplásticos en todas partes

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Pese a que los estudios sobre microplásticos iniciaron apenas hace dos décadas, ya es abrumador enlistar todos los objetos que desprenden estas partículas y los lugares en donde se encuentran. Al desenroscar la tapa de plástico de una botella, al picar alimentos en una tabla de ese material, al usar la licuadora, al lavar trastes con esponjas de microfibra y al calentar tuppers en el microondas generamos microplásticos. El polietileno y el PVC se acumulan en nuestros cuerpos.

​ Lo mismo les sucede a las plantas y, hasta ahora, se han previsto dos consecuencias. Es probable que dichas partículas entorpezcan la fotosíntesis, lo que ocasionaría un desabasto de maíz, trigo y arroz. Además, los modelos para contrarrestar el cambio climático suponen que las plantas seguirán absorbiendo la misma cantidad de dióxido de carbono, pero si los microplásticos se depositan en sus hojas y raíces, contribuirán menos a reducir el calentamiento del planeta.

​ La ONU persiste en sus esfuerzos por aprobar un tratado mundial sobre el plástico. Los Estados con la mayor producción de combustibles fósiles, aliados con las industrias que están en la mira, se oponen a que las metas del acuerdo sean obligatorias, pero la mayoría de los países respalda la creación de un tratado fuerte. Cinco rondas de negociación han fallado. La próxima ocurrirá entre el 5 y el 14 de agosto: instamos a los lectores de la Revista de la Universidad de México a mantenerse atentos a esta oportunidad.

Fuentes: “Microplastics Are Messing with Photosynthesis in Plants” y “How Microplastics Get into Our Food”, Scientific American, marzo de 2025, y UN Plastics Treaty.

Imagen de portada: Ilustración de Emma Casadevall Sayeras.