Entrevista con Siri Hustvedt

Un lugar seguro para ellas

Discapacidad / panóptico / Noviembre de 2020

Elvira Liceaga, Siri Hustvedt

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Recuerdo haber leído Todo cuanto amé hace más de una década y sentirme tan cercana a los personajes, como si los conociera. Nunca olvidaré en particular a Violet, me acuerdo de sentirme tan atraída e involucrada que pensé: “esto es por lo que leo”. Ese libro me llevó a sus otras seis novelas, cada una me conmovió y cuestionó al mismo tiempo. De su ficción salté a su no ficción y me fascinó encontrar en esos ensayos las claves para entender mejor sus novelas. Entre ambos mundos se crea una constelación única en que Siri Hustvedt celebra diferentes sabidurías que complejizan y enriquecen nuestro entendimiento de la naturaleza humana. Siri Hustvedt es una de las mentes más curiosas y brillantes que jamás haya leído. Un ejemplo extraordinario de creatividad y pensamiento crítico, y un modelo de trabajo duro para las mujeres escritoras. Es por eso que fue un honor para mí entrevistarla en el Hay Festival Querétaro 2020, en torno a su más reciente novela, Recuerdos del futuro.

Antes de platicar sobre tu más reciente novela, Recuerdos del futuro, quiero preguntarte cómo estás y cómo has pasado estos meses de pandemia.

Mi esposo y yo, con mi hija y su esposo, hemos estado en Nueva York, que es un foco central del virus desde inicios de marzo. De hecho, el 11 de marzo, después de haber dado mi clase en el hospital donde imparto una clase a los residentes de psiquiatría en un colegio médico, me enfermé. Y todavía no sabemos qué paso. Sí me hice la prueba (de COVID-19) y dio negativa, pero mi doctor y un par de amigos doctores me dijeron: “bueno, no nos queda claro”. Así que estuve enferma, pero no muy enferma. Después, mi esposo también se enfermó y supimos que era un virus diferente, no generamos anticuerpos y hemos estado principalmente en casa. Desde entonces, sí salimos a hacer las compras, las cosas han mejorado bastante en Nueva York. Pero como ustedes saben, y ustedes viven muy cerca de nosotros, son nuestros vecinos en México, aquí hemos tenido un terriblemente alto registro de muertos, muy vergonzoso, y de contagios. Aquí la perspectiva de que esto pueda cambiar es bastante crítica. Si hay un cambio en las elecciones de noviembre entonces habrá un cambio visible en nuestra situación. Esperamos que sea así. De hecho, acabamos de crear una organización a la que los escritores mexicanos están muy invitados, se llama “Escritores contra Trump”. Tenemos un sitio web: writeragainstrump.org y redes sociales. Estamos tratando de reunir a todos aquellos en contra de la maquinaria del régimen actual; ha sido más un régimen que una administración. Esto ha consumido gran parte de mi tiempo en estos meses. Vamos a hacer todo lo que esté en nuestros diminutos poderes para que esto cambie.

Gracias por crear esa iniciativa. Acá estaremos cruzando los dedos durante las elecciones para que no gane Trump. Ahora sí, hablemos de tu libro. Recuerdos del futuro es una novela muy ambiciosa, que entreteje varios de los temas que caracterizan tu literatura. En esta historia S.H., una escritora de 61 años, se recuerda a sí misma cuando tenía 20 años y llegó de la Minnesota rural a Nueva York en los particulares setenta de la Gran Manzana para escribir por un año antes de empezar su doctorado. En el presente de la novela, la escritora consagrada hace el viaje opuesto, viaja de Nueva York a Minnesota para visitar a su madre anciana y es en la casa de su madre que encuentra el diario que la protagonista escribió cuando se mudó de ahí. El lector asiste, entonces, a ambos presentes. Leemos principalmente extractos del diario de la S.H. joven y las reflexiones de la S.H. mayor al recordar. El tiempo y la memoria son dos ríos que atraviesan la novela. ¿Por qué te interesó reunir a estos dos personajes, que en realidad son uno mismo desdoblado en el tiempo, en dos épocas distintas?

Ésa es una de las grandes cuestiones filosóficas con respecto a uno mismo, ¿no? Normalmente cito a mi hija en mis conversaciones y en mi trabajo. Cuando tenía tres años, mi hija se estaba bañando y me dijo: “Mamá, cuando crezca, ¿voy a seguir siendo Sophie?” Yo le dije que sí, pero, de hecho, es una pregunta muy profunda. ¿Qué es lo que nos cambia a lo largo del tiempo? El libro tiene que ver con el tiempo. Cuando veo a mi yo niña, adolescente, joven, incluso a mi yo de mediana edad, obviamente reconozco conexiones y, al mismo tiempo, cambios. La narradora tiene 61 años cuando comienza el libro, creo que justamente es la edad que yo tenía. Tiene la curiosidad por su yo de tiempo atrás: ¿cómo veía el mundo y cómo lo ve ahora? Así que tenemos dos yo que crean una especie de diálogo a lo largo del libro.

Siri Hustvedt. Fotografía de Northfield NCO

Para mí es importante cómo manipulas el tiempo en el libro porque logras que ambas S.H. coexistan. Es el problema del ahora, que tratas en otros libros, pero esta vez desde la estructura.

Ése es el meollo del asunto: nadie realmente entiende lo que es el tiempo. Ha habido una conversación sobre el tiempo y la perspectiva estándar que tenemos hoy dice que existe un bloque de tiempo-espacio, que todo está ahí y que nada se pierde. Sin embargo, los seres humanos sentimos que hay un ahora que en la Física no existe. De hecho, otros físicos han empezado a pensar nuevamente en el tiempo, pero creo que la respuesta queda en el aire. La respuesta no es objetiva, pero en un sentido subjetivo lo podemos experimentar. Como dijo William James: “El tiempo es una especie de flujo”. Es nuestra conciencia y, ciertamente, cuando te ves en el espejo y has envejecido, lo notas. Ahora mismo yo tengo 65 años, al verme en el espejo no soy la misma que cuando tenía siete. Tú que tienes una bebé vas a ver la maravillosa transformación de este organismo humano. En la novela yo quería tratar parte de esto: ¿qué es lo que una mujer joven no sabe que una mayor sí?, ¿y qué puede contextualizar la mujer mayor para la mujer más joven? Incluso si ésta ya no existe y a pesar de que sabes que la mujer más joven eres tú misma.

Una de las cosas que más me gustan es que en la experiencia de la lectura hay una relación entre ellas, la joven no sabía que tenía con ella a la mayor. No estaba sola. Eso es interesante. Y es feminista. Pero antes de hablar de feminismo quiero preguntarte más sobre la construcción de la novela porque es todavía más compleja de lo que hemos mencionado. Tiene una estructura con varios niveles narrativos que a mí me parece rítmica, si el libro fuera una canción tendría muchos instrumentos. No sé si estás de acuerdo en que ésta es tu novela más ambiciosa. ¿Cómo piensas esta obra respecto a tus otros trabajos?

De hecho, creo que ésta es la estructura más compleja con la que me haya comprometido; la de Un mundo deslumbrante es complicada, pero aquí tenemos una especie de máquina en la que todas las narrativas están conversando sobre la misma historia. Con este libro sentí que había creado una estructura realmente orgánica, que tenía frente a la nariz y que resultó muy útil. El primer párrafo es una suerte de encapsulamiento de la novela, donde la narradora habla de caminar y de los ritmos del caminar. Este trabajo fue organizado de manera rítmica y las complejidades, ya sabes, del tiempo y de quién está hablando, están organizadas en torno a un evento central, que es la agresión sexual. Cuando terminé el libro me di cuenta de que en ambos lados de ese episodio había el mismo número exacto de páginas. Desde luego no lo hice de manera consciente, pero yo sabía conscientemente cuál era el corazón del libro y a partir de ahí creció. Estoy de acuerdo contigo en que es la forma más compleja que he trabajado y ciertamente no lo hubiera podido hacer siendo joven, tenía que ser mi yo mayor quien lo escribiera, una experta en la memoria y los mecanismos de la memoria, porque lo que nosotros leemos es lo que la S.H. mayor está recordando y escribiendo otra vez.

Conforme se desenvuelve la historia se revela cómo funcionan los mecanismos de la memoria. Eso es muy emocionante, porque al comienzo de la novela la escritora le advierte al lector que si alguna vez lee a un autor que dice recordarlo todo no confíe en él. Cuando la S.H. mayor recuerda a su versión más joven la está reescribiendo. Se está reescribiendo. Y, también, mientras la S.H. ¿Puedes hablar un poco de cómo estos mecanismos, que tanto te apasionan y exploras en tus ensayos, se desarrollan en esta novela?

Es curioso porque no recurro a las neurociencias, que son los mecanismos que habitualmente sirven a los científicos, ni a todos los diferentes filósofos que escriben sobre la memoria. Pero están de alguna manera informándole al libro. Toda esa investigación ha sido una parte enorme de mis antecedentes intelectuales y se volvió parte del libro. Olvidar es esencial para el ser humano. La narradora escribe porque no recuerda y creo que todo ser humano se reconoce ahí. Pero también parece ser claro que, en términos neurobiológicos, no queda una memoria original en el cerebro. Y en la autobiografía, lo que nosotros recordamos voluntariamente, por ejemplo, que el jueves pasado fui a comer con alguien a un restaurante, incluso una memoria reciente, no es una memoria perfecta. Cada vez que evocas el recuerdo está sujeto al cambio. El presente siempre está alterando nuestra memoria y realmente quería que esto se viera en la novela. Los recuerdos se transforman por las emociones. Cómo y qué recordamos de manera inconsciente es moldeado por la emoción, por el sentimiento, y creo que la trayectoria de esta novela permite que el corazón hable al revivir el pasado.

De hecho, en una de sus reflexiones sobre el pasado la S.H. mayor cita a Simone Weil: “la imaginación y la ficción son más de tres cuartos de nuestra vida real”. Esa renuncia a los hechos tal cual sucedieron me gustó mucho, pero la narradora me impresionó cuando, hacia el final de la novela, dice “Cada vez que evocamos un recuerdo éste puede cambiar, pero no olvidemos que esos cambios pueden traer verdad”.

Yo creo que de eso se trata. La agresión sexual no es una violación, ella está segura de lo que pasó, es una cuestión ex machina. Llegan a salvarla, pero este evento es otra especie de narrativa porque se vuelve un recuerdo traumático y estos recuerdos los recuerda el cuerpo. Obviamente, ella sabe lo que sucedió y eso es lo que regresa como una memoria traumática en flashbacks. La aceptación es de lo que trata la segunda parte del libro y requiere que revivamos el trauma, que lo volvamos a imaginar en términos del yo mayor. La rabia, el coraje, se recuerdan desde el presente, también esa navaja para defenderse que le regala una amiga, lo cual realmente es aterrador, pero que comienza a llevar con ella. La navaja es el símbolo de la rabia que antes no pudo expresar. La siguiente parte del libro se trata de reconocer la ira, y no solamente por la agresión sexual sino por su posición en la cultura.

Cuando el tipo, que ella conoce en una reunión social, la agrede ella cambia. Se entristece, se encabrona, se pregunta en quién se ha convertido después de ser tratada con humillación y violencia, pero lejos de ser una víctima se vuelve un sujeto político. Antes has dicho que el motor de la ira es la esperanza. Es importante escribir personajes femeninos que crecen con la ira.

Sí, y hay muchas formas de la agresión. En la novela es desigual, es violenta, no hay respeto, ella no quería, lo dice, pero él la agrede. En el texto también hay varias formas de la condescendencia que se presentan de manera muy clara y continua. Ya sabes, cosas que realmente no la dañan: gente que piensa que es tonta porque es joven, porque es bonita. Y la agresión sexual se vuelve una suerte de magnificación de un mundo que ya conoce, incluyendo el paternalismo del padre, una persona a la que ella ama pero que aun así no tiene expectativas sobre su hija como las que ella tiene de sí misma, y es doloroso. Creo que, poco a poco, ella comienza a entender cada vez más. En el primer párrafo de la novela dice: “lo que no sabía es que conforme escribía también estaba siendo escrita yo misma”. Todos nos vemos escritos por la cultura, ningún ser humano puede escapar a esto. Las mujeres nacen en una variedad de narrativas y depende mucho de tu clase, de tu posición en la cultura. Y en su caso, la narrativa le imponía ser buena, comportarse bien, no dar problemas. Que fuera bastante plana.

Quieren disciplinarla. Ella cuenta que la educaron para no mostrar orgullo, que le enseñaron a no sobresalir. Es una chica atractiva y sabe que nadie espera que sea inteligente. Lucha constantemente contra ese modelo machista que la limita. Es terrible cuando a quien más quieres y admiras en cierto momento, tu padre, es quien te restringe, en una escena el padre le dice que será una buena enfermera y ella se pregunta cómo puede no saber que ella quiere ser doctora.

Claro. Es el drama de una mujer ambiciosa, diría yo

Y hay una frase en el libro que yo me tomé personalmente: “La confianza en las mujeres suele confundirse con arrogancia.”

Es realmente cierto, ¿no? Eso tiene que ver con jerarquías en la cultura. Si una mujer articula su deseo de manera clara y no está sonriendo de manera constante o no se está disculpando todo el tiempo por ser ella misma se le juzga de arrogante. Esto no sucede a los hombres.

Otra cosa que le sucede a la S.H. joven cuando sufre la agresión sexual es que Lucy Brite, la misteriosa vecina, y sus amigas la rescatan. Resulta que son brujas. Se oponen declaradamente a cualquier modelo patriarcal y le explican a S.H. que la magia sólo acontece si están juntas. Las brujas son hoy un símbolo de sabiduría, desobediencia, unión y feminismo. Y tú sueles escribir a mujeres que se apoyan entre sí, variedades de la sororidad. Incluso sobre la amistad como un tipo de amor. Una de las brujas le dice a la S.H. joven: “Recuerda esto: el mundo ama a los hombres poderosos y odia a las mujeres poderosas. Lo sé. Créeme, lo sé. El mundo te castigará, pero tú debes resistir.” Me parece que ésa es una lección que necesitamos leer.

He estado pensando en eso mucho, ¿sabes? No me vino rápidamente. Tenía que haberme venido a la mente más rápido, pero comencé a entenderlo, de hecho, en mi propia vida. Ha habido momentos en los que recibí una hostilidad que venía aparentemente de la nada. Los hombres suelen ser más abiertos, porque así es como se les ha enseñado a ser, y cuando una trata de dar una lección ellos se levantan molestos. Es muy claro para mí que ésa es una manera de castigarme por tener ambición y querer sabiduría. Una mujer no puede desear eso, es molesto para las posiciones jerárquicas, que son más preciadas para las personas de lo que nos gustaría pensar. Sucede también con las mujeres, algunas se molestan mucho. Es bastante profundo y a menudo inconsciente. La gente no sabe por qué está tan molesta. Creo que la agresión sexual está a menudo muy vinculada al castigo. Es un castigo. Un castigo por querer vivir tu vida.

¿Cómo crees que la literatura se inscribe en esta lucha?

Bueno, creo que la literatura me ha cambiado. Hay muchos libros que definitivamente han cambiado mi vida, pero en el encuentro entre yo misma y la narradora de este libro se creó la apertura para que yo tuviera una fuerza que no tenía antes. Ésa es la esperanza de la literatura, que a través de los ojos de otra voz podemos experimentar al ser humano de manera que no podríamos haberlo hecho sin la ayuda del libro. Ésa es una forma en que podemos cambiar. ¿Y sabes?, el cambio en los humanos no sólo transcurre en el ámbito de los pensamientos: el pensamiento y la acción están conectados entre sí. Si caminas alrededor del mundo de un modo diferente, esto también va a cambiar a la gente. Vivir de una u otra manera realmente tiene un efecto en el mundo. Al leer se puede cambiar el mundo también. Y conforme yo he leído, ha cambiado mi percepción del mundo.

Leer es más político de lo pensamos.

Ciertamente es más político de lo que pensamos, porque mientras vivimos somos también parte de la política del cuerpo.

Al principio dijiste que a menudo citas frases de tu hija. Pienso en que cuando recibiste el premio Princesa de Asturias centraste tu discurso en darle verdaderas oportunidades a las niñas. ¿Qué más podemos hacer para heredar a nuestras hijas la voluntad para cambiar el mundo? ¿Qué más podemos hacer para hacer este mundo más seguro para ellas?

Creo que tenemos que defender su derecho al discurso, su derecho a crear un discurso. Esto es diferente de cultura en cultura alrededor del mundo, pero tal vez todas las niñas se han sentido inhibidas para hablar de manera abierta y también han sentido que se evita que hablen libremente. Y esto es de una importancia vital, que les demos a nuestras niñas un sentido de libertad de discurso y de integridad de su cuerpo. Esto es de una importancia enorme. De hacer de su voz una voz pública.

Imagen de portada: Ilustración de Eréndira Derbez.