estrambote y sonsonete
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Otras dos palabras van juntas acá: buenpoema.
Y así aparece de inmediato el error.
Aparecen, irreconciliables, la ene y la pe.
El buenpoema lleva dentro de sí una falta que lo contradice.
No equivale, desde luego, a un poema necesariamente bueno.
Sino a un tipo especial de poema.
Uno que suena a poema. Uno que suena como poema.
El poema que suena como buenpoema, con enepé.
Rasgo presunto del buenpoema: binge de relumbrones.
Rasgos dos, tres: fragor y pulso de buenpoema.
Todos estos rasgos deben ser siempre voceados.
Y corresponden, en la lectura, a una profecía autocumplida.
[…]
Palabreja utilizable desde ahora es estrambote.
De ella viene, como se cuenta, el adjetivo “estrambótico”.
Algo raro. Algo irregular, un capricho.
Maestro del estrambote fue Cervantes.
Es sabido que se trata de un término de origen italiano.
Strambotto: composición de tema amoroso.
¿Qué hizo el buen Cervantes con el buenpoema?
Pues le agregó esta glosa, este finale, el estrambote.
[…]
El estrambote de Cervantes: un añadido a otro añadido.
Parche de otro parche cuya parchidad se ha olvidado.
En las antípodas de un buenpoeta, Cervantes retocó.
O diríamos que manipuló. O, mejor, que posprodujo.
En realidad lo venían fastidiando desde hacía años.
Decíanle que The Force no se daba en él.
Y que si se daba no se daba con la intensidad suficiente.
“Miguel, tú no eres un jedi” (Lope de Vega, 1607).
[…]
Ahora bien, ¿el buenpoema debe por ello absolutizarse?
¿Todo poema egregio será, fatalmente, un buenpoema?
¿Y al romper la secuencia de lo poético a lo poemático?
¿Y la que va de lo poemático a lo versal?
[…]
Mas aún: ¿el temple de ánimo también define los títulos?
¿Determina también la disposición gráfica?
¿Un buenpoeta sintoniza, v. gr., en times new roman y arial?
¿Y así decide si la contratapa es fucsia o amatista?
Es la clase de encrucijadas que nos llevan a Maryland.
La clase de dicotomías que nos dejan entumecidos.
O ateridos, en Baltimore, frente a un juego de baloncesto.
Un match cuyo equipo favorito son los Dunbar Poets.
Los Dunbar Poets, The Force, Lope de Vega…
Wikienigmas que aún redundan en clímax abracadabrantes.
Los Poets eran, de hecho, puro lenguaje plasmador.
Puro atemperamiento y, máxime, pura sintonía pfeifferiana.
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Se sabe que el buenpoema contiene a su antónimo.
Se sabe que el buenpoema es por fuerza un mal poema.
Amancebamientos de ene y pe: contradicción número 1.
Y he aquí la 2, con los Poets, en el Baltimore Arena.
O en el gym de la Preparatoria Paul Laurence Dunbar.
Así denominada en honor de, cómo no, otro poeta.
Poeta, novelista e hijo de esclavos manumisos de Kentucky.
Autor de versos dialectales y de un afromusical.
Abreviando: los Dunbar Poets de los ochenta.
El mejor equipo de preparatoria de todos los tiempos.
Tyrone “Muggsy” Bogues como su corazón en cancha.
Y Paul Laurence como su mentor empíreo.
Diríamos entonces que “sí se usa” y “sí participa”.
El buenpoema: un play-off puede ganarse en nombre suyo.
Con lo que va captándose su papel en el fárrago œconomicus.
Pese al reduccionismo de las “ideologías pro bono”.
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El sonsonete, El Trabajo y, a fin de cuentas, el amor.
Como en María Romero (Santiago, 1953).
O en la Escena de la Corredora de Propiedades (Provi, 2017).
El amor, en definitiva, y antes el sonsonete y El Trabajo.
En su Poesía universal, Romero distribuyó por temas.
Prorrateó de esta guisa: “Bohemia” (8 páginas).
“Naturaleza” (29 páginas). “Arte” (10). “Dios” (14).
Y una cuota mucho más grande para el “Amor” (40 págs.).
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Amiga de Kim Novak y jefa en Ecrán: María Romero.
Cercana, ejem, al narrador Manuel Rojas.
Recopiladora de poemas para Poesía universal del 53.
E ídem (año 37) en el gran Los mejores versos para niños.
María Romero (1909-1990), ecos de Paramount Pictures.
Ecos —siquiera vicarios— del movimiento anarquista.
Ecos del pasado/futuro: pejesapos, noticias en tevé.
Donde fungiría como “reina del espóiler”.
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Similar, de seguro, a la Escena del Corretaje en Providencia.
Invierno de 2017 en una notaría de aires yonvilescos.
Diríase “yonvilescos” pese a su localización capitalina.
“Capitalina” diríase por mor del sonsonete.
El Trabajo, Miguel de Cervantes y el cobro de comisiones.
Corredora se acordaba de un amigo con perfil de buenpoeta.
“Buenpoeta de amor —dijo—, y de qué otra cosa.
Pues de amor se nutre cien por ciento el buenpoema.”
Y entre Yonville y Providencia, ¿no regresa lo estrambótico?
“Aaah, Ud., eeeen Literatura, tengo un amigo que…”.
Naturalizando con ello el lazo entre temario y disciplina.
Mientras la firma notarial retumbaba como un trueno.
Tengan: he ahí un buenpoema. Es como un trueno.
O como una firma de notario: atronadora, atronador.
No es sino lo que se acaba de oír: Tengan.
Año 2017, el Episodio del Corretaje en Providencia.
Los arrendadores de este mundo prefieren el sonsonete.
Apartarse tiene un costo y ella en Provi lo sabía.
Descrédito ontológico. Interdicción gremial.
“Miguel, te hace falta The Force” (Lope de Vega, 1608).
[…]
Se va intuyendo que todo grito puede terminar en sonsonete.
Que toda lengua nueva puede terminar en sonsonete.
Y que una entrega diferida puede devolvernos al buenpoema.
En un extraño gesto de amor o de corretaje de propiedades.
[…]
¿A nadie aquí le parece sospechoso quiénes lo reifican?
¿Justo-justo los atemperados por la sintonía del mundo?
Sintonía del mundo / Sintonía del buenpoema.
Todo tan natural como The Force o una sextina.
[…]
Sería como el ayer estrambótico de tanto sonsonete.
Al modo de Gertrude Stein retratada por un cofrade cubista.
Todo buenpoeta dirá que no se parece en nada a su referente.
“Y a mí qué me importa [Toklas, p. 8], si ya se parecerá.”
[…]
Harto mejor dicho: Paul Preciado meets Max Jara.
O: Salidas Princeton Yerbas Buenas e Intermedios.
Orlando, minuto 18: una pantalla con psiquiatra ultracís.
Mismo que oye y anota “mmm, fascinante, ¿… Poesía?”.
¿Poesía…?, título que eligiese Jara para su opus núm. 2.
Año 1914, ay: el buen posmodernismo de otrora.
“Atemperado” y, por fortuna, “exento de contorsiones”.
Aunque con ese titubeo advertible en Paul y Orlando.
“¿Soy entonces lo que digo que soy?” “¿… Poesía?”.
“¿Poesía…?” Suspensividad antepuesta o pospuesta.
Como la voz que Jara decía sentir aún dentro de su alma.
Si bien ya le iba pareciendo ajada y, sobre todo, poco fiable.
1914: Jara se ha quedado “sin flor, sin beso, sin suspiro”.
Se ha quedado únicamente con “sed de poesía” (p. 7).
Y con unos suspensivos reescritos 110 años más tarde.
Por el sonsonete de un psiquiatra ultracís de Barcelona.
[…]
Resarcimiento ultraparentético hubo eso sí, en Sn. Fabián.
O en Sn. Carlos, una suerte de AntiRosaMaría: ya se sabe.
Con inversión del mandato punto por punto. Faz de viruela.
Y, en general, manumisión tan marcada como en Kentucky.
Agro de nuevo (peumo y cachanlagua), pero performado.
Es decir, toponimias estrambóticas y en direcciones rándom.
Y palabrejas en abierto afeamiento de su estética-cosmética.
O que acabarían enseñándole otra lengua a su sonsonete.
¿Quedarse en pro del buenpoema y la fecundidad regulada?
Resp.: Salidas Perquilauquén L’Escale e Intermedios.
Junto con: grillos & arañas de la casucha microcósmica.
+ tritono + bloque del Este + comisaría no bastard de Stgo.
[…]
Habría que replanteárselo en los términos que siguen: sexo.
A saber: ninguna otra cosa que su materia extorsiva.
Y un tipo especial de poema: uno que suena como poema.
El poema que suena como buenpoema, con ene y pe.
A contrapelo alguien procede estrambóticamente del amor.
Lanzándole, p. ej., una preciosa morisqueta al inbreeding.
Así como a la nordomanía y a la colonización de aldeanas.
Y a todo castigo discursivo por la movilidad de su conducta.
[…]
¿Serán wikimisterios que trascienden al amanecer despótico?
¿Y al hambre impostergable / y al putsch de su primera vista?
¿Podrá haber más de estas contigüidades en Villa Cobin?
¿Podrán acecharnos donde Cervantes posprodujo o retocó?
[…]
Finale: Jaramillo Escobar, de Pueblorrico, una adenda.
Y Cottingham —californiano—, con sus retratos de mentira.
El primero ya que desquiciase al buenpoema con dinero.
O con prosa sin descuento de un dolor en el costado.
El segundo al generar individuos-estrambote.
Por computadora, esto es, trucando: retocando: manipulando.
E incluso —oh notarios— se diría que posproduciendo.
(Cervantes, 1601: “Es nomás el monto que se me prometió”.)
Y tu aldeorrio yonvilesco, ¿otra isla de entropía decreciente?
¿Hermanable al kitsch cuántico en Pueblorrico y California?
Sí, es ahí donde retorna el error. Retornan, v. gr., ene + pe.
El buenpoema lleva dentro de sí una falta que lo contradice.
Rasgo supuesto del buenpoema: binge de relumbrones.
Rasgos dos, tres: fragor y pulso de buenpoema.
Todos estos rasgos deben ser siempre pregonados.
Y corresponden, en la lectura, a una profecía autocumplida.
Discurso Inaugural. Cátedra David Foster Wallace (fragmentos) Talca-Ismaeland, 2024
estrambote y sonsonete, texto inédito del que se presenta una selección y en el que pareciera revisitarse la vieja querella entre espontaneidad y artificio, es una de las más recientes manifestaciones literarias de Mario Verdugo, autor también de ensayos y diccionarios donde cuestiona el lugar de las letras subnacionales y los estigmas asociados a la provincia. “Si hay algo que nos enseña Verdugo —escribió Felipe Cussen— es que todo resulta confundible, ahora mismo.” “Nuevo libro de Verdugo y nueva oportunidad para preguntarnos qué es lo poético” (Cristián Gómez). “Verdugo reimagina lo local dentro del capitalismo en su etapa global tomando la distancia de un extraterrestre” (Constanza Ceresa). “El componente alusivo de Verdugo se solaza en la forma de escenas elípticas y misteriosas, acechantes, como unos ojos que nos miran desde las matas. Esas matas pueden llamarse poesía chilena” (Kato Ramone).
Imagen de portada: Ilustración de Sofía Grivas, 2025.