El sutra del corazón

Cultos / suplemento / Diciembre de 2018

En este sutra —uno de los textos capitales del budismo mahayana— los discípulos del Buda dialogan entre ellos. Avalokiteshvara se dirige a Shariputra para explicarle la vacuidad fundamental (shunyatā) del ser individual y de todos los fenómenos. La palabra sánscrita prajña significa aquí “conocimiento directo de la verdad que lleva a la liberación”. Más que a través del estudio, esta sabiduría no dualista se desarrolla por medio de la meditación. El Sutra del corazón existe en versiones largas y cortas en diversas escuelas y variantes; se recita y se canta en Japón, en Vietnam, en Corea, en la India y en todos los países donde se practica el budismo mahayana. El texto que aquí presentamos es una versión corta extraída de la tradición tibetana.

Así escuché en una ocasión: Una vez, el Bienaventurado se hallaba morando en Rajagriha, la montaña Pico de los Buitres, junto con una gran asamblea de la sangha de monjes y una gran asamblea de la sangha de bodhisattvas. Entonces el Bienaventurado entró en el samadhi que expresa el dharma llamado “profunda luminosidad”, y en ese mismo momento el noble Avalokiteshvara, el bodhisattva mahasattva, al practicar la profunda prajñaparamita vio de esta manera: Vio que los cinco skandhas son vacíos por naturaleza. Luego, por el poder del Buda, Shariputra le dijo al noble Avalokiteshvara, el bodhisattva mahasattva: —”¿Cómo debe entrenarse un hijo de noble familia que desee practicar la profunda prajñaparamita?” Tras estas palabras, el noble Avalokiteshvara, le dijo al venerable Shariputra: “Oh Shariputra, un hijo de noble familia que desee practicar la profunda prajñaparamita debe ver de este modo: “Ver que los cinco skandhas son vacíos por naturaleza. La forma es vacuidad, y la vacuidad también es forma. La vacuidad no es otra que la forma, la forma no es otra que la vacuidad. “De la misma manera, las sensaciones, las percepciones, las formaciones y la consciencia son vacuidad. Así pues, Shariputra, todos los dharmas son vacuidad. No hay características, no hay nacimiento ni cese. No existen ni la impureza ni la pureza. No hay disminución ni aumento. “Por tanto, Shariputra, en la vacuidad no hay forma, ni sensaciones, ni percepciones, ni formaciones, ni consciencia. “No hay vista, ni oído, ni olfato, ni gusto, ni tacto, ni mente. No hay apariencias, ni sonido, ni olor, ni sabor, ni tacto, ni dharmas; no hay dhatu de la vista, ni de ningún otro sentido y tampoco de la mente, ni dhatu de la consciencia mental; no hay ignorancia, ni fin de la ignorancia… ni tampoco vejez y muerte, ni fin de la vejez y de la muerte. No hay sufrimiento, ni origen del sufrimiento, ni cese del sufrimiento; ni camino, ni sabiduría, ni logros ni no-logros “Por tanto, Shariputra, como los bodhisattvas no tienen logros, se mantienen por medio de la prajñaparamita. Como no hay oscurecimientos de la mente, no hay temor. Trascienden la falsedad y alcanzan el nirvana final. “Todos los budas de los tres tiempos, por medio de la prajñaparamita, despiertan completamente a la insuperable y verdadera iluminación definitiva. “Por tanto el gran mantra de la prajñaparamita, mantra del conocimiento trascendental, el mantra insuperable, el mantra inigualado, el mantra que alivia todo sufrimiento, debe conocerse como la verdad, ya que no hay engaño. El mantra de la prajñaparamita dice así: tadyata om gate gate paragate parasamgate bodhi soha [más allá, más allá, ido más allá; desvelado por completo, despierto, que así sea]. “Shariputra, es así como el bodhisattva mahasattva debe entrenarse en la profunda prajñaparamita.” Entonces el Bienaventurado salió de ese samadhi y alabó al noble Avalokiteshvara, el bodhisattva mahasattva, diciendo: “Bien, bien, oh hijo de noble familia, así es. Oh hijo de noble familia, así es. Uno debe practicar la profunda prajñaparamita tal como tú has enseñado y todos los tathagatas se regocijarán”. Al decir esto el Bienaventurado, el venerable Shariputra y el noble Avalokiteshvara, el bodhisattava mahasattva, toda aquella asamblea y el mundo con sus dioses, humanos, asuras y gandharvas se regocijaron y alabaron la palabra del Bienaventurado. Así concluye el Sutra del Corazón del Conocimiento Trascendental.

Fuente: Magdalena Durán (trad.), El Sutra del Corazón del Conocimiento Trascendental, inédito. Traducción de Magdalena Durán sobre la versión en inglés de Rigpa.