Dos poemas budistas

Conciencia / dossier / Febrero de 2021

Lama Tharchin Rinpoché, Jamyang Khyentse Chökyi Lodrö

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1

En la extensión del cielo de la gran vacuidad que todo lo permea, sin centro o circunferencia,
emerge naturalmente el sol sin sombra de la luminosidad sin emanar ni disolverse.
Así, la densa oscuridad de la ignorancia innata y conceptual simultáneamente se desvanece,
y se abre con libertad el portal de la gran iluminación de la clara sabiduría primordial,
la vasta extensión de la base primordial, libre de restricciones y parcialidad.


[Lama Tharchin Rinpoché]

2

¡Me postro a los pies del noble gurú!
Hijo, tú que eres un recipiente propicio y tomas a los Tres Supremos como refugio, ¡escucha!
Tu fe y tu inteligencia son de una estabilidad suprema, sientes renunciación, estás desengañado y eres compasivo.
Para aquellos como tú, las cualidades del camino irán en aumento como la luna creciente. Mientras yo estoy ocupado devorando ofrendas como un rey, las bendiciones y la compasión sólo disminuyen.
Aun así, es seguro que el reflejo de las bendiciones aparecerá en la superficie clara como espejo de las mentes de los discípulos disciplinados.
La mente es primordialmente pura, una extensión vacía, completa con una claridad radiante y espontáneamente presente. Mirando al rostro mismo de tu propia conciencia, te verás liberado de los defectos mancillantes de la dualidad. Medita asentándote naturalmente en la experiencia inalterada. Y, en la acción espontánea, no albergues miedo ni esperanza. Cualquier cosa que surja o aparezca se verá naturalmente liberada, en ese lugar y en ese momento. Éstas son instrucciones para la Gran Perfección.
Con estas palabras, yo, al que llaman Chökyi Lodrö, escribió lo que le vino espontáneamente a la mente. ¡Rezo para que esto no sea distinto que conocerme en persona!


[Jamyang Khyentse Chökyi Lodrö]

Imagen de portada: Charles Lacouture, Répertoire Chromatique, 1890. Imagen de dominio público