Entrevista con Carlos Gay García

Nos estamos comiendo la casa

Emergencia climática / dossier / Febrero de 2020

Nayeli García Sánchez

Con: Carlos Gay García

¿Qué es el cambio climático?

El problema es que el planeta se está calentando debido a un incremento de gases de efecto invernadero; el más importante es el dióxido de carbono (CO2) que se produce por la quema de combustibles fósiles. Aproximadamente 80 por ciento de la producción de energía en el mundo se genera a partir de esa fuente. En 2017 rebasamos las 400 partes por millón1 y a estas alturas estamos a 410 ppm, mientras que a principios del siglo XIX andábamos por 280 ppm. El inicio de este aumento acelerado coincide con la invención de la máquina de vapor de Watt y con el comienzo de la industrialización en el planeta. Una vez que se han quedado sin bosques en Europa (porque han quemado todo lo que han podido quemar) empiezan con el consumo de carbón. El problema es que la industrialización y la modernización del planeta se las debemos a esa quema de combustibles fósiles. Además, desde comienzos del siglo se ha multiplicado siete veces la población mundial. Todo esto complica la situación y tiene que ver con que las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera sean las más altas de toda nuestra historia.

¿Por qué se calienta la Tierra?

Porque la radiación solar calienta la superficie del planeta y ésta emite una radiación en otras longitudes de onda, que es atrapada por el dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero como el metano, por ejemplo, que se produce en las minas de carbón, en los pantanos, en la descomposición de materia orgánica y es veintiún veces más poderoso que el dióxido de carbono. Otro de los gases que participan aquí es el óxido nitroso (N2O), que se produce naturalmente pero también por la utilización de fertilizantes artificiales y es doscientas veces más poderoso que el dióxido de carbono. Luego están otros gases, que se fueron introduciendo a medida que nos industrializamos, hasta llegar al hexafluoruro de azufre, que tiene veintiséis mil veces más poder que el CO2. Todos estos gases están en la atmósfera en cantidades mucho más que pequeñas que el dióxido de carbono (que es el que domina) y todos absorben el calor de la superficie del planeta. La atmósfera tiene una temperatura de 14 o 15 ºC en promedio anual global; esa temperatura es ideal para que nosotros nos desarrollemos porque hay agua líquida, sólida y en estado gaseoso y porque la mayoría de los seres vivos tenemos un metabolismo basado en agua. Esto quiere decir que las temperaturas y las condiciones de la Tierra son irregularidades en el Universo y pareciera que se han dado para que estemos nosotros.

¿Hay alguna relación entre el consumo de carne y la emisión de estos gases?

Después de la producción de combustibles fósiles, la industria ganadera es la segunda fuente de producción de metano, por la digestión y alimentación de las reses. A fin de cuentas el metano es un gas que dura mucho menos que el dióxido de carbono en la atmósfera, pero cuando se oxida se convierte en dióxido de carbono y éste puede permanecer de 150 a 200 años en la atmósfera. Esto quiere decir que ahora mismo puede haber moléculas de dióxido de carbono que se produjeron en la Revolución Industrial. Para resumir: la modernidad se hizo a partir de quemar cosas, producir en exceso, volvernos mucho más numerosos e industrializar la agricultura y la ganadería.

Además del calentamiento global, ¿qué otros procesos involucra el cambio climático?

Ahora estamos en un proceso con el que estamos incidiendo sobre nuestros propios recursos, ¿qué es lo que implica la idea de sostenibilidad? Pues no acabar con tu comida, no terminar comiéndote la casa, que es apenas lo que alcanzamos a ver que estamos haciendo al usar los recursos del planeta a una velocidad en la que no se pueden reponer. Otra consecuencia de este calentamiento acelerado es que, como la atmósfera del planeta está más caliente, tiene más energía y algunos procesos se intensifican. Esto quiere decir que fenómenos como vientos, tormentas, lluvias, sequías, inundaciones y sus dinámicas varían y se alteran. La Tierra está sólo un grado más caliente que a principios del siglo XIX y ya se nota en la inundaciones en Texas y Europa Central; en los incendios forestales en Australia, el Amazonas y México; en las sequías de España… La forma en que se presentan todos estos fenómenos es distinta a como lo habían hecho históricamente. Para poder evaluar estas variaciones y hacer pronósticos de su comportamiento son necesarias series muy largas de datos y observaciones de todos los parámetros atmosféricos: la temperatura, la precipitación, la presión atmosférica, incluso la dirección de los vientos. El clima tiene ciclos que están contenidos dentro del cambio climático, porque éste se manifiesta en un periodo de unos doscientos o trescientos años alrededor nuestro. Si las temperaturas a principios del siglo XIX eran un grado térmico más frías y las concentraciones de gases de efecto invernadero eran mucho más bajas, ¿qué esperaríamos ahora de las estaciones? Estos inviernos intensos que de repente tienen en Norteamérica o en algunas zonas de Europa, por ejemplo, son perfectamente consistentes con el calentamiento global, porque lo que se hace a fin de año es promediar las temperaturas y, por ejemplo, probablemente si había fríos intensos sobre Nueva Inglaterra había unos calores intensos en Brasil o en la Patagonia; entonces a la hora de promediar todas las temperaturas puede observarse que el planeta está más caliente.

¿Desde cuándo sabemos de la existencia de estos cambios en el clima global?

Desde principios del siglo XX con los primeros estudios de clima que hizo el sueco Svante August Arrhenius; en adelante hubo varios hitos: en 1979 se reunieron en Estados Unidos varios grupos de científicos para realizar un estudio sobre los impactos del cambio climático, y luego en 1992 la Cumbre de Río abordó este tema. ¿Por qué todo este movimiento? Porque desde la ciencia estamos viendo que vamos a perjudicar la producción de comida, a complicar la distribución del agua, las cuestiones que tienen que ver con salud, va a subir el nivel del mar, se nos va a complicar la vida. Como las causas del cambio climático tienen que ver con las emisiones de gases por la quema de combustibles fósiles, entonces nuestros sistemas energéticos tienen que variar. Y es lo preocupante: lo sabíamos, no es una cuestión nueva. Los negacionistas se equivocan porque no es posible ignorar lo que está ocurriendo en el planeta.

¿Qué puede hacer un ciudadano común?, ¿sumarse a alguna organización, modificar sus hábitos de consumo?

Un magnífico ejemplo es lo que está haciendo Greta Thunberg: protestar, manifestarse, hacer marchas, obligar a los gobiernos a frenar ciertas prácticas, obligar a avanzar hacia una sociedad más justa. Ahora, evidentemente sí, el esfuerzo personal es muy importante pero no implica que permitamos que nos caiga encima la mayor responsabilidad. Yo no tengo la misma responsabilidad que el secretario de energía estadounidense o el mexicano. Se necesita, además, ser conscientes de los procesos de producción de lo que consumimos para asegurarnos de que no es peor el remedio que la enfermedad.

Justicia climática. Fotografía de Ilias Bartolini, 2019.

¿En México cuáles son las demandas más urgentes?

En primer lugar que haya un política climática expresa. El movimiento de los jóvenes es fundamental, porque son ellos los que van a sufrir en carne propia algo de lo que no son culpables, les estamos robando la juventud, es una vergüenza que sean ellos los que se estén preocupando por su propia supervivencia; los jóvenes deberían estar leyendo, estudiando, aprendiendo, jugando y divirtiéndose.

  1. “Partes por millón” (ppm) se refiere a la cantidad de unidades de una determinada sustancia que hay por cada millón de unidades del conjunto. [N. de la E.]