Subvertir la cartografía para la liberación

Mapas / dossier / Julio de 2018

Colectivo Geobrujas

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Es bien sabido que la cartografía se encarga de reunir, realizar y analizar datos de regiones de la Tierra para representarlos gráficamente. Pero ¿es sólo esto? ¿Podemos decir que la cartografía se reduce a una mera muestra de información sobre un territorio? La representación mediante diferentes lenguajes, incluidos el escrito y el icónico, no solamente reúne datos, sino que muestra determinada visión del mundo, visibiliza información relevante de acuerdo con el criterio de quien lo realiza. Por eso, al quitarle la objetividad a la representación de los territorios por medio de los mapas, nos damos cuenta de que detrás de cada representación existe un discurso, una postura ideológica que involucra tanto a la persona que la realiza como a la que la observa. Geobrujas es una comunidad conformada por mujeres geógrafas que hemos encontrado diversas motivaciones para cuestionarnos, reflexionar y transformar el quehacer geográfico, entendiendo la cartografía como herramienta cargada de ideología, la cual es importante descentralizar y socializar a nivel colectivo y comunitario. Geobrujas, Comunidad de Geógrafas, surge entonces como un espacio de reflexión, práctica y análisis crítico que puede contribuir al pensamiento en torno a nuestra realidad en diferentes escalas espaciales, desde la global hasta la local (barrio, colonia, pueblo), el hogar y el cuerpo-territorio.

Un taller de cartografía participativa. Foto: Geobrujas

¿Para qué subvertir la cartografía?

Al observar cómo la cartografía ha sido utilizada a partir de un discurso hegemónico que configura y representa lo que es el mundo, surge la necesidad ética de transformar el quehacer cartográfico. Esto nos lleva a la creación de una cartografía trastocada que permita la inclusión de distintos saberes y en la que se fomenten el diálogo y el reconocimiento del otro. Implica el saber colectivo y comunitario como materia principal y se propone abrir esta herramienta a todas las personas que deseen representar su realidad. El proceso es liberador en el sentido de que se rompe con la práctica de circunscribir el ejercicio cartográfico a los sectores militar, estatal y académico y abre la posibilidad de armar una cartografía propia. Se promueve el cuestionamiento del statu quo y por lo tanto se enfatiza la pertinencia de hablar del espacio en sus diferentes escalas, incorporando nuestro primer territorio por excelencia que es el cuerpo.

Cartografía a escala corporal. Foto: Geobrujas

La experiencia colectiva de la cartografía participativa

A partir de las propuestas metodológicas de diversos colectivos del Cono Sur,1 nuestro trabajo se ha visto enriquecido por las personas que han hecho posibles estos mapeos colectivos, visualizando diferentes problemáticas y dinámicas.
El ejercicio de la cartografía participativa logra:

De la escala global a la corporal

Si bien diversas disciplinas han reflexionado sobre el cuerpo, casi no se ha abordado como un espacio al que se pueda mapear, y la geografía puede explorarlo como un espacio nutrido y construido por las experiencias personales y la cultura. Al concebirlo como territorio, el cuerpo se torna objeto y sujeto de poder, con la capacidad de accionar y transformar. Al hacernos conscientes de nuestro cuerpo físico, de los sentidos, de nuestras emociones y nuestros pensamientos, estamos creando un proceso de autoconocimiento que podemos compartir y contrastar como comunidad o grupo. Habitamos, construimos y experimentamos una diversidad de cuerpos mediante ejercicios corporales, danzaterapia y sensibilización, lo cual después se plasma en un plano. Con gran sorpresa hemos encontrado que los participantes se desenvuelven con más confianza cuando se sensibilizan desde un ambiente de respeto y cuidado, por lo que, después de realizar las dinámicas corporales y de mapeo, la percepción de nuestro espacio cambia notablemente. Cada propuesta cartográfica obedece a las necesidades que afectan a la comunidad y provoca reflexiones críticas sobre temas recurrentes como el sistema económico actual, la representación de los países del norte en contraste con los países del sur (países desarrollados y en vías de desarrollo), la devastación medioambiental, las políticas de extracción de los territorios, la violencia de género, la violencia sistemática hacia la diversidad corporal y sexual, los procesos de gentrificación, la resistencia reflejada en espacios autogestivos y de participación ciudadana en los saberes y en la memoria colectiva. Como geógrafas mujeres consideramos de suma importancia fomentar estas metodologías y que puedan generarse mapas de una manera crítica, lúdica y con la participación de la comunidad. Desde nuestras visiones y líneas de trabajo, en Geobrujas hemos comprendido que tener conciencia sobre nuestros territorios-cuerpos nos empodera y fomenta la socialización y los procesos de construcción comunitaria. Así, apostamos por subvertir una ciencia que por muchos siglos ha sido monopolizada por unos cuantos, pero que merece ser utilizada en beneficio de la sociedad.

Geobrujas es una comunidad de geógrafas que busca tejer redes colaborativas entre mujeres y construir geografías in­cluyentes, decoloniales y críticas al poder hegemónico y pa­triarcal, situadas entre la teoría y la práctica, el arte y la ciencia, partiendo desde la autogestión y la autonomía de los territorios/cuerpos.

Imagen de portada: Cartografía a escala corporal. Foto: Geobrujas.

  1. Tomamos el ejemplo de Iconoclasistas de Argentina y Cartografía de la movilización en Chile, entre otras.